<<A los problemas repetitivos de sedimentación en el canal de acceso al Puerto de Barranquilla, se añade ahora la preocupación de los portuarios sobre el impacto que pueda estar teniendo la construcción del Puente Pumarejo.
Uno de los problemas endémicos de Barranquilla desde hace décadas es la sedimentación del canal de acceso al puerto. De nada parecen haber servido los llamados de dirigentes gremiales y políticos para que el Gobierno nacional de turno resuelva de una vez por todas una situación que afecta seriamente la competitividad del puerto barranquillero.
El ambicioso contrato para la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, que incluye el mantenimiento del canal de acceso, alimentó el optimismo de que el calvario llegaría pronto a su fin. Sin embargo, el proyecto, en el que Barranquilla y el Atlántico cifran grandes esperanzas, se encuentra empantanado a raíz de los líos judiciales en el que está inmersa la firma brasileña Odebrecht, accionista mayoritario de Navelena, la compañía contratista.
Así las cosas, hace unos días EL HERALDO publicó la noticia de que el canal de acceso había perdido 1,6 metros de calado. La voz de alerta llevó a que Navelena –que tiene la obligación contractual de mantener la navegabilidad del canal mientras se decide el futuro del megacontrato del Río– movilizara una draga para retirar la sedimentación.
Pero los problemas distan de estar resueltos. Tal como publicó este diario en su edición de ayer, en el gremio portuario ha surgido la preocupación por los efectos que podría estar teniendo en el canal de acceso la construcción del nuevo Puente Pumarejo, aguas arriba. Asoportuaria ha remitido al Instituto Nacional de Vías, Invías, un derecho de petición con el fin de conocer los estudios de corrientes y las licencias ambientales de la obra.
El motivo de la inquietud es que se están presentando en el canal unas “limitaciones” que “no se habían presentado desde hace tiempo”, según explicó el presidente del Puerto de Barranquilla, René Puche. Una situación que en el último año ha obligado a desviar a otros puertos 16 buques que se disponían a descargar mercancía en la zona portuaria de la ciudad.
Invías haría bien en responder cuanto antes al requerimientos de los portuarios barranquilleros, porque los interrogantes que plantean no son un asunto baladí, sino que afectan de modo muy directo el engranaje productivo de la ciudad y el departamento.
A propósito, quizá sea el momento oportuno para que nuestros dirigentes presionen a las autoridades centrales con el fin de que repongan el laboratorio hidráulico de Bocas de Ceniza, que Cormagdalena se llevó un mal día a Honda, Tolima. Durante años, Uninorte gestionó ese sofisticado modelo hidráulico, que permitía estudiar las consecuencias de las variaciones que se produjeran en el cauce del Río.
Si pretendemos preservar nuestro papel como centro portuario, no podemos seguir cruzados de brazos. >>
Fuente: El Heraldo, http://www.elheraldo.co/editoriales/inquietud-portuaria-310036